El Cordón del Plata
La mítica Ruta 40 y la provincial 89 o Ruta del Vino es el gran portal turístico que recorre el Valle de Uco conformado por los departamentos de San Carlos, Tunuyán y Tupungato, una verdadera postal enmarcada entre el Cordón del Plata y el Portillo, con la vista coronada por el Cerro Tupungato, que domina todas las tierras.
El Cordón del Plata entre las vegas del Alto de Las Carreras, sitio de históricas estancias jesuíticas ganaderas y actualmente zona productora de cebada, papa, olivos, frutales y alfalfa, se integra al circuito del Valle de Potrerillos (Luján de Cuyo). En este tramo se encuentra el Chateau de Ancón. Desde la ciudad de Mendoza se llega al pueblo de San José para recorrerla con su antigua capilla. La imponente Quebrada del Cóndor es uno de los magníficos lugares para disfrutar a pleno una cabalgata y observar nidos de cóndores.
En los petroglifos hallados se evidencia la forma forma de vida de los antiguos pobladores de la región. Era gente dedicada a la agricultura y a la caza de animales, gracias a las bondades que este lugar les ofrecía.
La palabra “Uco”, que hace referencia al nombre del cacique Cuco y se traduce como vertiente de agua
En el siglo XVI, la llegada de los conquistadores españoles desde tierras chilenas y peruanas marca las primeras exploraciones en tierras donde habitaban familias indígenas pacíficas y laboriosas: los huarpes.
Un siglo más tarde, los padres jesuitas se instalaron en el valle. Constituyeron el primer pueblo organizado y fundaron el Curato de Uco, dando comienzo a la evangelización.
La historia de la vitivinicultura en la región tiene sus referentes. En la década de 1880 Juan Giol, Bautista Gargantini y Pascual Toso llegaron desde sus tierras europeas y se asociaron dedicándose a la producción de vinos. La tradicional familia mendocina Bombal, de la mano de Lucila Barrionuevo de Bombal y posteriormente su hijo Domingo Lucas Bombal, eligió estas tierras para producir vinos de altura creando la Bodega Bombal en 1914.
Aquellos cuatro afamados apellidos dieron lugar en los inicios de los años 30s a una tradición vitivinícola que ya lleva cinco generaciones de bodegueros.