Una residencia con linaje.

No es un hotel. Es una casa con alma, abierta al paisaje y al tiempo.

Construida en 1933, conserva la elegancia de la Belle Époque europea en diálogo con los Andes. Cada ambiente guarda una historia; cada ventana, una vista que respira.

Refugios íntimos donde conviven el mobiliario original y la calma andina.

Espacios pensados para habitar el tiempo, no para apurarlo.

La mesa está a cargo de Bruno Zerhau. Una cocina viva, nacida de la huerta, el fuego y la temporada.

Lo esencial se sirve sin artificios: simple, profundo, verdadero.

Un espacio de contemplación y lectura. Libros heredados, sillones mullidos y estanterías que invitan a detenerse.

El rincón más informal del Château. Copas, conversaciones y música que se extiende en la noche.

Un espacio donde la expresión del vino se vuelve protagonista. Degustaciones íntimas, guiadas por quienes mejor conocen el terroir. Vinos por copa, selecciones espontáneas, pequeñas tertulias.
Aquí no se cata: se conversa.

Recorridos guiados por el parque diseñado por Carlos Thays, caminatas entre álamos, nogales y cerezos. Senderos privados entre viñedos a más de 1.400 msnm, con vistas al Cordón del Plata y paradas para contemplar, respirar y dejar que el tiempo fluya.

En Château d’Ancón no proponemos actividades: creamos momentos.
Todas las experiencias están pensadas exclusivamente para quienes se alojan en la maison, bajo reserva anticipada y recomendación previa. Se desarrollan con un ritmo natural, guiado por el clima, la estación y el deseo de quienes nos visitan.
Cada jornada es única, y cada instante, una invitación a reconectar con lo esencial.

Paseos a caballo por la finca y sus alrededores, a través de paisajes que combinan montaña, praderas y silencio. Las salidas se adaptan al nivel y preferencias del grupo, con guías locales y caballos entrenados en la estancia.

Visitas íntimas a la bodega histórica de 1926, con degustaciones privadas guiadas por nuestros anfitriones. Se recorren las parcelas, se prueban vinos directamente de barrica y se conversa sobre terroir, historia y proceso. Cada cata es distinta: depende del día, del grupo y del vino.

Talleres de cocina regional, clases magistrales con chefs invitados, fogones al aire libre y asados bajo las estrellas. También se ofrecen almuerzos con productos recolectados de la huerta y cocinados a leña, al modo antiguo: lento, auténtico, memorable.

Momentos de contemplación en la biblioteca o el jardín. Encuentros de lectura curada, presentaciones de libros, conversaciones entre vinos y autores. La calma como anfitriona.

Veladas musicales, conciertos de cámara en el salón principal o bajo los álamos. Encuentros espontáneos donde la música acompaña la charla, el vino y la noche. Todo nace del espíritu del día.

Aquí no se viene a hacer: se viene a sentir.
Cada experiencia se ofrece por demanda, en armonía con el lugar y quienes lo habitan.